Irina junto a la pira |
Oídme;
porque soy alguien.
Y sobre
todo no me confundáis con nadie.
Irina acaba de abortar. Sus compañeras de vivienda
han hecho una colecta porque no podía afrontar la factura. Ella está a dos
velas, se gastó hasta la última peseta en la travesía y aún mantiene, en la
aldea, una deuda con su familia que financió la aventura. Tantas economías,
pesadumbres y fatigas, y la deuda de allá no sólo no mengua sino que se le suma
ahora la de acá.
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